LA VERDAD SOBRE EL “HYPE” DE SER DATA-DRIVEN
- Karim Singer
- 17 mar
- 2 Min. de lectura
En los últimos años, escuchar que las organizaciones deben volverse “data-driven” se ha vuelto casi una consigna obligatoria. Sin embargo, se estima que entre el 70% y el 80% de los proyectos de datos no alcanzan los resultados esperados o ni siquiera llegan a producción. ¿Por qué ocurre esto si supuestamente los datos son el nuevo “oro” corporativo?
Primero, confirmemos que no es un mito: distintos estudios (incluyendo consultoras líderes y análisis independientes) muestran índices de fracaso muy elevados en iniciativas de analítica y ciencia de datos. La realidad es que las empresas, a menudo, invierten en las tecnologías más costosas o en el fichaje de “data scientists estrella” sin una visión clara de los objetivos de negocio ni de los requerimientos de calidad y gobernanza de datos.
“La ventaja competitiva de este siglo no es tener datos, es usarlos mejor que los demás.” – Carl Anderson
Esta frase resume perfectamente la situación: no basta con acumular información. Debemos transformar esos datos en acciones concretas y estratégicas. Muchos recordarán que hace no tanto, la revista Harvard Business Review nombró a la ciencia de datos como “la profesión más sexy del siglo XXI”. Si bien el rol del data scientist es esencial, no podemos olvidar la relevancia de los ingenieros de datos en la construcción de arquitecturas robustas para recolectar, limpiar, integrar y asegurar la calidad de la “materia prima”. Sin ellos, cualquier modelo predictivo o dashboard sofisticado carece de fundamento sólido.
En esta línea, el famoso principio de “garbage in, garbage out” (basura entra, basura sale) sigue vigente. Las decisiones acertadas se basan en datos de calidad y procesos que los conviertan en información confiable. Es aquí donde la triada “personas – procesos – tecnologías” cobra sentido: podemos adquirir tecnología de punta, pero sin profesionales capacitados y sin una cultura de colaboración y mejora continua, un proyecto data-driven fracasará.
Por último, un enfoque integral (que involucre a toda la organización y no solo a un área aislada) es la clave para que los proyectos de datos generen valor real y sostenible. Solo así podremos pasar del “hype” de ser data-driven a una verdadera cultura basada en datos. ¿Listos para dar el siguiente paso? ¡La inteligencia de negocio no consiste en cuántos datos tienes, sino en cómo los conviertes en acción!




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